terça-feira, novembro 04, 2003

Já não há gratidão no mundo

Farto da ausência de notícias, fui à procura delas no Granma International

Iraq: Conmoción y pavor

POR JORGE MARTÍN BLANDINO, del diario Granma

Bajo este título pudiera escribirse sobre los devastadores golpes aéreo-coheteriles a que fue sometido Iraq a comienzos de año, uno de ellos bautizado por Estados Unidos con igual nombre. Este no deja duda acerca del objetivo principal que perseguían con los 780 cohetes crucero y las 23 mil bombas lanzados contra todo tipo de objetivos, incluidos mercados, viviendas, conductoras de agua y otras instalaciones vitales para la población.

Un tercio de los soldados encuestados recientemente dijo estar desanimado y la mitad señaló que probablemente deje las fuerzas armadas.

Para reforzar el propósito de aterrorizar a los iraquíes y quebrantar su voluntad de resistencia, antecedió y después acompañó a esos ataques una campaña de brutales amenazas y falsas promesas mediante millones de octavillas y centenares de horas de transmisiones de radio y televisión.

Pero no es ese el tema central de estas líneas. Su propósito es reflexionar sobre los efectos psicológicos que los medios de combate infinitamente más modestos de la resistencia iraquí, junto a las continuas muestras de rechazo de ese pueblo, vienen provocando en las tropas de ocupación norteamericanas.

"Entre los soldados hay muchos frustrados y con miedo". "Hemos tenido ataques en los que niños nos han tirado granadas. Y si no puedes confiar en un niño, ¿en quién vas a confiar?". Así declaró a la prensa hace pocos días Camilo Mejía, jefe de una escuadra de la Infantería de Marina norteamericana destacado en Iraq, según reporta la agencia alemana DPA. El joven militar también afirmó que se sienten "solos y exhautos".

Ante declaraciones como estas llama la atención que a finales de junio Donald Rumsfeld, secretario de Defensa norteamericano, restó importancia a estos ataques. En sintonía con tal opinión, el teniente general Ricardo Sánchez, jefe de las tropas norteamericanas en Iraq, afirmó que el nivel de bajas que estaban sufriendo no era significativo.

No sé si estos señores piensan así actualmente, pero es casi seguro no tienen igual criterio gran parte de los más de 130 mil soldados norteamericanos desplegados en Iraq o los que saben pueden ser enviados a ese país en cualquier momento.

A los efectos de las estadísticas del Pentágono, puede que un muerto diario más o menos sea una cifra poco preocupante. Sin embargo, si las declaraciones de estos personeros son sinceras, están subvalorando el impacto psicológico en sus tropas de las constantes noticias sobre nuevos ataques. Quienes son permanentes aspirantes a ponerle su nombre a una de esas bajas "nada significativas", parten de una lógica muy diferente a la de Rumsfeld y Sánchez.

No es difícil imaginar cómo deben sentirse el marine Mejía y sus colegas, embarcados por su Gobierno en una aventura bélica a la que no ven objetivos ni final. Son decenas de miles de hombres y mujeres obligados a vivir en condiciones adversas y en un país donde casi pueden tocar el odio de sus habitantes. Como ha confesado el ya mencionado general Sánchez, "eso los vuelve nerviosos y a veces también agresivos". Ello explica la facilidad con que aprietan el gatillo.

Recientemente AFP informó que Human Rights Watch, organización nada sospechosa de ser antinorteamericana, tiene confirmada la muerte de al menos 94 civiles iraquíes solamente en Bagdad, a manos de soldados yankis "en circunstancias legales cuestionables".

Pero las víctimas no se limitan a los civiles asesinados o a los soldados yankis que pierden la vida o resultan heridos debido a las acciones de la resistencia. A ellas se suma, además de los accidentes, las enfermedades y otras causas, el creciente número de militares norteamericanos que acuden al suicidio para librarse de la pesadilla a que los ha llevado el ansia de hegemonía mundial de sus gobernantes, la que además ha obligado a enviar de regreso a Estados Unidos a alrededor de medio millar de efectivos aquejados de trastornos mentales.

Así acontecen las cosas en un interminable círculo vicioso. Cada día crecen no solo la conmoción y el pavor entre las tropas ocupantes, sino también sus crímenes. El principal resultado es un mayor rechazo, odio y deseos de venganza en la población iraquí, que se traducen en más acciones de la resistencia con las consiguientes nuevas bajas de soldados estadounidenses. Ello a su vez multiplica el temor y la agresividad de los invasores, con lo que el escenario queda listo para iniciar un nuevo ciclo de muerte y destrucción.

El Gobierno de Estados Unidos es el único responsable de haber dado el impulso inicial a esa terrible noria que mata diariamente tanto a iraquíes como a norteamericanos. No conforme con ello, acelera irresponsablemente cada vez más su tenebroso giro.

Esa es la triste realidad del presente, pero a la vez confirma que tarde o temprano el pueblo iraquí obligará al imperio a detener su terrible espiral de crímenes y abandonar Iraq incondicionalmente.


E vamos lá a ver se ainda um destes dias não serão atacados com as terríveis armas de destruição que foram a justificação da invasão. Foram, não foram? Ao menos dessa devem estar livres, os pobres libertadores. Os libertados é que são uns ingratos. Árabes sem pincípios...


Correio: fernandobatista@netcabo.pt

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